La válvula EGR es un dispositivo que comenzó a colocarse en los coches que utilizaran diesel en los años 90 debido al alto índice de contaminación que producían las emisiones de la combustión de éste. También es conocida como la válvula de recirculación de gases de escape, porque ésa es precisamente su función: reenvía una parte de los gases de escape al colector de admisión, lo que consigue que desciendan las emisiones de óxido de nitrógeno (altamente tóxico) a la atmósfera.
La válvula EGR la llevan actualmente todos los coches con motor diesel y un número importante de aquellos que usan gasolina.
El inconveniente de estas válvulas es que deterioran el motor porque devuelven los restos de la combustión al interior cuando se va a pocas revoluciones, con lo que el motor va ensuciándose y, al final, puede acabar estropeándose. Lo más seguro es que si seguimos las especificaciones del fabricante, la válvula EGR acabe por estropear el motor.
Siempre se puede recurrir a un acelerón para limpiar el motor de toda la suciedad que se ha ido acumulando. De todas maneras, es posible desactivar la válvula en algunos modelos de motor.
Siempre se puede recurrir a un acelerón para limpiar el motor de toda la suciedad que se ha ido acumulando. De todas maneras, es posible desactivar la válvula en algunos modelos de motor.
Al reintroducir gases de escape en el motor se consigue menos oxígeno en las explosiones, por lo que se reduce la temperatura interna del motor. Esto se hace porque es a altas temperaturas cuando la combustión produce óxidos nitrosos, justo lo que trata de evitar la válvula EGR, pues son peligrosos para el ser humano y el medio ambiente.
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