La tecnología nos ha acompañado desde el principio de nuestra evolución: las primeras herramientas empleadas por el homo erectus; las infraestructuras romanas y griegas como los acueductos o panteones; los diseños de estructuras capaces de flotar en el agua: los barcos; la invención del motor de explosión interna, o la revolución de las tecnologías de la comunicación. Todo ello tiene como única función proveernos una vida mejor y, conforme avanzamos en el tiempo, permitirnos hacer cosas que hace miles de años eran inimaginables.
Todo esto está muy bien y si somos más felices gracias a ello, es perfecto. Pero siendo objetivos, ¿hemos cruzado la línea entre una tecnología beneficiosa y otra maliciosa? Las opiniones respecto a este debate son diversas y aquí se van a exponer algunas de ellas.
A nivel físico la tecnología nos permite vivir mucho más años y sobre todo vivirlos bien. Pero, ¿que ocurre si todos vivimos demasiado bien y ninguno muere "a tiempo"? La tecnología está haciendo que nuestra población crezca de manera exponencial y relenticemos y esquivemos el efecto que la selección natural debería ejercer sobre nuestra especie. Cada vez transmitimos un mayor número de características desfavorables a nuestros descendientes porque los individuos que no deberían procrear sí que lo hacen. La especie, por tanto, se está deteriorando y cada vez depende más de la tecnología para sobrevivir, y esto a la larga puede acarrear importantes consecuencias.
En aspectos sociales, diría que es aun peor el efecto que está causando.
En primer lugar, interfiere en las relaciones sociales. Cuando comenzó el boom de las redes sociales, las posibilidades de comunicación eran inmensas. Luego, se nos fue de las manos. Solo tenemos que pensar en la típica reunión de amigos en la que todos están más pendientes de las últimas novedades de Twitter y ese grupo de Whatsapp en lugar de vivir la vida real.
En segundo lugar, nos facilita en exceso la vida, lo cual consigue que nuestros cerebros estén cada vez menos obligados a pensar y nos volvamos a cada generación un poco más "tontos".
La tecnología ha evolucionado a pasos de gigante en los últimos cien años mientras que la mente humana se ha quedado a la cola.
En mi opinión, el mundo va a acabar dividido entre los más inteligentes que fabrican los productos tecnológicos y los que los usan, siendo manejados como marionetas.