La electricidad nos acompaña a diario en prácticamente todo lo que hacemos. Pero, ¿qué es lo que nos permite encender una bombilla o cargar un móvil? La respuesta está en lo más elemental: los átomos.
Los átomos están compuestos por un núcleo formado por neutrones y protones y una serie de capas externas que lo orbitan formadas por electrones. Los átomos tratan de conseguir ocho electrones en su última capa, de manera que tienen que enlazarse con otros átomos. Existen distintos tipos de enlaces entre átomos, pero el que permite la conductividad eléctrica es el enlace metálico, mediante una nube de electrones que se mueven entre los protones estáticos.
La clara definición de electricidad, por tanto, es la de electrones circulando.
CUANDO SE DAN ESTAS DOS CIRCUNSTANCIAS, SE PRODUCE UNA CORRIENTE ELÉCTRICA.
La electricidad, entonces, no es algo que produzcamos los seres humanos, si no un efecto de la naturaleza. Por tanto, encontramos manifestaciones de la electricidad en ella, como por ejemplo con los rayos que pasan a la Tierra cuando la diferencia de carga es muy grande.
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