Esta es la corriente alterna, en la cual la circulación de los electrones cambia de sentido debido a la alternancia de la polarización. De esta manera, conseguimos que los electrones vayan y vengan. La ventaja que tiene es que no se pierde tanta electricidad como con la corriente continua porque el recorrido que realiza es menor. Como consecuencia, tiene más potencia.
El electrón, al conectarlo con el polo positivo, es atraído hasta que alcanza un valor máximo de velocidad. En ese momento, se invierte el polo, el electrón se frena y acelera de nuevo hacía el sentido opuesto.
El problema de esto es que, al variar de un valor máximo a uno mínimo, pasa por el cero, y algunos aparatos electrónicos no pueden funcionar si les enchufamos en una corriente alterna, puesto que estarían constantemente apagándose y encendiéndose. Por ejemplo, los componentes electrónicos tipo móviles u ordenadores. Lo que se hace entonces es transformar la corriente alterna en continua mediante el uso de los transformadores, que van almacenando la corriente alterna que les llega. Lo que si que es cierto es que, cuanto mayor sea la frecuencia de las ondas eléctricas, menor notaremos los ceros (los momentos de "apagón").
La corriente alterna se usa sobre todo en distribución de la propia electricidad, puesto que es mucho más cómoda y no necesita potenciadores.